martes, 19 de agosto de 2008

LETANÍA



Le miraba desde lejos el remolino azabache que le nacía en la cabeza, como la gloriosa furia que desde niño le removía el alma, le miraba desde la lejanía las bellas palabras que adornaban su jardín, la parra eterna y una que otra cala descontextualizando la pobre estética de la casa del Mar, a veces esas palabras se volvían muerte y salían a rondar las calles que de noche son lóbregas cavernas donde aguarda la suerte. Le miraba desde lejos, besada por la astucia de oportunos animales que no emitían palabra alguna, besada por la lujuria de moteluchos verdes, eso no se comparaba a la grandeza de sus palabras, de noche le ansiaba y de día me olvidaba para tratar de decir que estoy aquí y no en mis lágrimas. Las lagrimas del amor más verdadero que he sentido. Cariño…he estado tranquila, he tratado de emprender un símil vuelo, sin tus alas, ni a tu playa, más me conformo con alguna ilusión de magos que no tienen tu aroma ni tu cofre de sorpresas, me diluyo entera en eternos cuerpos hueros y desolados hace tiempo ¿Será así, más fácil olvidar tu siembra en mi? Eres difícil mi amor, siempre lo fuiste...


¿Alo? Nunca contesta la voz que yo espero, la voz que yo quiero, nunca más me aturde con fuego el hombre del sombrero, se ha perdido de mis manos, se ha ido el que yo espero.
ZARA------

1 comentario:

Anónimo dijo...

tantas turbulencias, palomita, tantas lágrimas ¿Para que?...