sábado, 28 de noviembre de 2009

La Muerte de la Enfermedad




Me gustaría disfrutar contigo, todo lo que soy, ver brillar el sol que siempre han olvidado mis días nublados, me gustaría prometerte que vendré hoy convertida en un manojo de claridades, que no poseo, disfrutar de tu sonrisa solo por que si, haz venido al mundo sin que yo pueda explicártelo, es por que aún no lo comprendo, me disuelvo y me vuelvo a materializar, me recuerdo eterna y brillante, me recuerdo y me alcanzo a ratos, quiero verte entre mis brazos maternales, me gustaría ser tu madre y me alejo, cada lejanía es un sorbo de ti que se escapa, me perdí. Nada ha valido la pena ultimamente, los castillos dorados se han deslavado, dejando al descubierto el barro y las varillas, se va el tiempo escapando atemorizado, me siento derramada, pronto volveré a buscarme y a buscarte también, ahí tal vez me encuentres y te encuentre, pero no quiero que sea solo por llenar vacíos momentáneos, el sentimiento debe ser genuino, algo que nunca más pueda escaparse entre las dos, algo importante, algo grandioso, que nos contenga en la madriguera que hasta ahora ninguna ha podido estrenar, no se en que pasaje de la vida te olvidé, mas, solo quiero recordarte y solo tenerte, no por gratificación y no por compensar las faltas, quiero acogerte para siempre el siempre, espero que aún tu alma infante me desee, tienes tus derechos, TE AMO. Nos vemos en la burbuja que estoy creando para ti.
Para Amapola de tu hermana
Zara Bahdí

martes, 24 de noviembre de 2009

Funámbulo







Hay cientos de cuerdas rojas,

pendiendo de la azotea cerebral,
en varias se aferran los discursos envasados,

otras terminan en cabeza de serpiente venenosa,

algunas son colmillos por si solas,
axones, exacerbadamente prolongados,

donde tender la ropa añeja,
del cadáver.




Funámbulo,

camina por el axón,

no adivino la forma en que tu boca se abrirá,
funámbulo!
Maldito bípedo serás,

tu pasado cuadrúpedo,
bajo la sal de la amnesia enterrarás.



Naciste moribundo,
destrozado en la red inexistente de tu oficio,
Dios olvidó tu rezo,
cuando el mismo se pensaba
tratando de existir,
pero,
no existió,
ni recordó.

La red del espectáculo,
es una guillotina de papel,
tu,
eres mi poema.



Sin duda,
hoy cuelgan cientos de cuerdas rojas,
llantos de crayola colorada,

tengo bajo el pie,

un alambre blindado de abismos oxigenados.




Z.B.