miércoles, 3 de marzo de 2010

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Yo te he llamado desde el onírico teléfono rojo que tengo entre mi pecho y la nostalgia, te he llamado y aún más, he viajado como palabra – sonido por la fibra óptica, hasta desaparecer en todos los intentos, soy el teléfono rojo del día lluvioso, soy un típico teléfono rojo y me lluevo por dentro. Observo a la gente de los parques, una mujer sentada en un banco, frente a una gran casona colonial, posee un block y algunos lápices, se desdibuja pronto, al darse cuenta que hoy no puede dibujar nada. Los teléfonos públicos y rojos, observamos, sin elección, los cambios de luz y todo cambio que en la calle sucede, me canso de observar.



Z.B.

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