miércoles, 19 de mayo de 2010

Canto N° S

No existe la soledad
sin una anterior compañía,
como no existe la noche
sin la presencia del día.

Estaba partiendo el deseo de mi,
se alejaba
me dejaba
como una piedra fría e interior.


Las aves atadas al suelo
lloran
mientras, la oruga de piedra
les devora el corazón de piedra.


Siempre
Lo prohibido es inherente al deseo,
yo siempre te desearé prohibido.


Mas, a veces, al hablar
pienso en el cielo que nos alumbra allá afuera,
pienso que no tenemos historia
y es el retrato del momento,
el que plasmó en el recuadro
donde, aún, falta tu imagen.


No estás.


Atadas al suelo
lloran
las aves, mientras, es devorado su corazón de piedra
por las orugas de piedra.


Me prohibieron decir:
Me agrada tanto tu voz...
Me encantas: Vicioso y arrogante...
Las dos claves del éxito de la muerte.


Y para morir, todo debe comenzar,
voy a nacerme está noche en tu boca,
¿Y es que ya no he nacido, a caso?

Nadie podría decir lo contrario,
por que somos tan inciertos,
y eso es terrible y adorable,
por que danzamos en el fango
junto a todas las posibilidades
y ninguna...


Las aves ataúdes
lloran
mientras las orugas y el corazón de piedra
se devoran mutuamente.


Eres terrible,
te miré desde el futuro,
mi caos anhela tu caos
eres aterrorizante...

Terror.


Zara Bahdí

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