miércoles, 28 de julio de 2010

Taller




En el balcón se apareó
una doncella con sus letras...
pero,
luces destellan desde el tercer piso
y luces le hacen falta a esta cuidad.

Sobre la mesa y en desacuerdo
estallan los poetas,
intoxicación bestial de sonetos mal paridos y bellezas,
y cantos sa(n)grados.
Abro la puerta de Mapocho,
siempre en intemperancia cerebral,
cierro la misma puerta,
fumando y eso es extraño.


Mapocho Babel mientras las hojas gritan
los poemas del anochecer,
todos somos los mejores...

La juventud nos tiene de patio,
estamos en la cresta de la ola,
somos invencibles,
destruyendo los poemas,
cubriéndolos de halagos,
admirándonos,
aborreciéndonos...

Mapocho está tenso y es de vino,
entrada la hora,
el tiempo se nos pasa volando,
pero
es que ahora somos eternos,
pero
es que ahora somos parte del paisaje,
pero
es que ahora existimos,
como letra en el papel que incinerará el tiempo,
somos ciertos y a veces
también nos esfumamos, éter...


El flash nos esculpe en el papel,
la piel del idealismo y la trascendencia,
y más que hojas llenas de poesía,
archivamos parte de nuestras vidas,
en los gabinetes espaciales de la ciudad,
acá estamos,
de acá somos,
pertenecemos a todas partes y a ninguna.

Oigan amigos...
Voy a Mapocho
no me esperen,
tal vez y casi es seguro no vuelva está noche,
casi siempre es así,

o quizá vuelva
pero,
ya no seré una sola voz...



Zeta Be

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