miércoles, 11 de junio de 2008

Oh! melancolía...


De alguna forma resultó ser que tanto delante como atrás de él no existía nada más que su continuación, extenso. Le amaba, como la perra ama a sus cachorros más indiferentes y rabiosos, los vulnerables. Le amaba inconclusamente, pues no terminaba nunca de hacerlo y persistía en mi la porfía de seguirle los pasos, aunque por ello, perdiera la vida en la hoguera de su alma, cálida y espesa me acogía sin siquiera saber mi nombre real, solo percibía aromas que se me filtraban entre el manto y los palpitos del sistema, dormía a su lado, tranquila y custodiada por la grandeza de su pecho poblado de una trama que adoraba mi beso, el ramaje que desde púber le bullía a su piel, el entramado delicioso como traje medieval, le hacía mi más leal caballero de tiempo. Cuando era de mañana salíamos a comer pasteles, el aire, sin vicios, de las mañanas nos observaba - déjame quererte, no quiero viajar nunca más lejos de ti- juntos nos deleitábamos, a ti te gustan tanto las mañanas como a mi y eso me encantaba, el colectivo pasaría pronto, desearía morirme ahora mismo, quiero morir a su lado, ahora puedo hacerlo, si nadie va a mi funeral, se que el lo hará, estoy segura, le gustan esos paisajes, yo lo se.

Me gusto la película del barbero, Deep podría ser mi marido si no lo fueses tú, mi perrito más regalón, mi sol, ¿sabes? Me hiciste mucha falta, cuando me pasan cosas tristes quiero que estés para abrazarme y también en mis momentos más felices, quiero contarte lo que me pasa, como me siento y compartir mis éxitos contigo ¿por que me pasa esto? ¿Quien eres? ¿Eres el perrito más regalón de tu perrita, el esposo ideal, el amigo más buena onda, el compañero de domingos de cafés y jugo? O ¿Eres el chico terrible, el poeta maldito, el lujurioso conde de San Luis?.

Nadaba yo, en el acuario ficticio que me había inventado...Por una noche amor, él y los films tenebrosos, no quisimos beber ni una copa de alcohol, más moríamos embriagados de incertidumbre y eso me hacía amarle aún más los ataúdes que llevaba en el reflejo. TE CREES LA MUERTE Y LO ERES, le decía mientras descorchaba la sonrisa que tanto le gustaba, le cantaba al oído algunos sueños y a la vez le decía: YO NO ME ARRIESGO CONTIGO. Yo no me arriesgo, no tengo nada que intentar, pues estoy ya en él, soy ciudadana de la urbe pálida, no hay nada que elegir, ya todo está decidido, de verdad.En la mañana me remordían ciertos rumores de mi, en su cuerpo. Le despertaba para recordar AÚN NO TE CONSIGO, NO TE TENGO. Los edificios chic que miran al parque nos elegían, queríamos el garbo que nuestra raza nos negó, TOMATE UN CAFÉ EN EL EMPORIO, yo me tomo un jugo de mango y té verde, le despertaba suavecito como los cónyuge bien avenidos, a él la calma se le posaba como veneno en la furia que por nombre le habían dado, los jarros de vidrio lucían bien, nos habían cambiado el agua y las flores hace poco...A la mañana siguiente te reconocí en mi cama, eras tú, siempre lo habías sido.
Zara en el limbo

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